
1) Garzón, en mi opinión, forzó bastante los límites competenciales, jugó al fuera de juego, ya que en principio no era competente para conocer de las detenciones y desapariciones denunciadas pero logró declararse competente subsumiendo las mismas en la causa general de que éstas se habían producido en el marco de un levantamiento contra las instituciones del Estado. Además, también se le discute que los delitos habían prescrito y que sus autores era notorio que estaban muertos.
2) Sin embargo, el auto de Varela imputándole el delito de prevaricación, en principio, me parece desproporcionado, por los siguientes motivos:
a) Aunque forzada, lo cierto es que encontró base para justificar su competencia y ello sin perjuicio de que posteriormente la Audiencia entendiera que la misma no era adecuada.
b) En cuanto a la prescripción de los delitos, igualmente hay argumentos jurídicos suficientes para poder justificar que de acuerdo con las normas imperativas de Derecho internacional público, estos no habían prescrito y además había que inaplicar nuestra Ley de amnistía.
c) Por lo que hace a la inexistencia de delito ante la muerte de sus autores, es cierto que los principales responsables, empezando por Franco, es notorio -y a Dios gracias-, que andan bien sepultados. Sin embargo, podría haberse tratado de descender a otros responsables -aunque fueran de menor rango-, lo que hubiera justificado la investigación de tales delitos.
De esta manera, como conclusión provisional, en principio creo que no cabe imputar un delito de prevaricación al Juez Garzón si lo que hubiera pretendido es investigar las desapariciones y crímenes franquistas. Cometió excesos, parece ser que sí y prueba de ello es la revocación por parte de la Sala de la Audiencia Nacional; ahora bien, de ahí a la prevaricación creo que hay un techo muy largo. Y es que la prevaricación supone dictar resoluciones manifiestamente injustas y con conocimiento de su injusticia es decir, de su falta de conformidad con el Derecho. Podría ser cuestionable su competencia y la prescripción de los delitos, pero tiene argumentos suficientes para justificar su actuación.
3) Como añadido a lo anterior, quiero señalar además que el lenguaje utilizado por Varela me parece excesivo y flaco favor hace a su causa que trasluzcan en sus palabras algo más que enjuiciamientos objetivos y que se acercan a sentimientos personales.
4) Ahora bien, hay una parte de la actuación de Garzón que no me queda muy clara y que a partir de ahí sí que a lo mejor podría deducirse alguna responsabilidad mayor, incluso esa prevaricación.
A Garzón le llegan todas las cuestiones en el año 2006 y no dicta el auto de diligencias previas hasta 2008. ¿qué ocurre desde hasta ese momento? Parece como si Garzón hubiera esperado a la aprobación de la Ley de memoria histórica y, visto que ésta se quedaba corta, se ha lanzado a «rellenarla».
Y es que, «parece» que Garzón no quería abrir una causa contra los crímenes Franquistas, no buscaba incriminar penalmente a nadie, sino que lo que quería era en realidad organizar desde sus juzgados la recuperación de los cuerpos desaparecidos. Se abría así una causa por detenciones y desapariciones, recuperaba los cuerpos y los entregaba a sus familias y luego se cerraba la misma alegando que sus responsables habían muerto.
Aquí estoy dentro de las especulaciones, pero creo que no me alejo del propósito que en realidad mantenía Garzón. De hecho, en el artículo de Elorza parece que se intuye esta idea cuando dice que Garzón no «pretendía perseguir a nadie».
Creo que pocos verían bien que, una vez muertos los principales responsables, se abrieran procesos penales contra personas de mandos inferiores que tuvieron participación en los crímenes ocurridos durante la Guerra Civil en uno y otro bando. Sería abrir una cicatriz que nuestra Constitución ha cerrado y, por suerte, la mayoría de los españoles son firmes demócratas y son muy pocos los que añoran regímenes anteriores. Por suerte, creo que ahora en la mayoría de los pueblos podemos ver sentados tranquilamente a nuestros abuelos sin mirar con odio a quien se sienta en frente y ello a sabiendas que a lo mejor tomaron parte en bandos opuestos en aquella guerra fraticida o, incluso, en la indeseable dictadura posterior.
Sin embargo, lo que la sociedad si que reclama es que se restituya la memoria de quienes fueron injustamente castigados y, particularmente, muchas familias puedan recuperar los cuerpos de sus muertos que todavía se hallan en las cunetas de nuestras carreteras. Ello parece que es lo que se proponía el Juez Garzón, facilitar la reparación a esas familias.
Pues bien, y ahora voy a decir algo bastante «fuerte», siendo el fin extraordinariamente noble, si en realidad el Juez Garzón lo que pretendió era eso y así se pudiera demostrar, lo cierto es que sí que habría incurrido en prevaricación. Un Juez es vox iuris, es voz del Derecho y a él se encuentra sometido. Si la Ley de memoria histórica se quedó corta, a los políticos deberemos exigirles responsabilidades, pero no es admisible que venga un Juez a hacer «justicia material» quebrantando las normas. El proceso penal no está para eso y, si esa hubiera sido su finalidad, habría utilizado un proceso penal torticeramente. Cierto que lo habría hecho para unos fines que, socialmente, parecen justos, pero ilegales o, por lo menos, no admitidos por el Derecho.
Choca mucho esto, pero es así. El Juez está sometido íntegramente a la legalidad y no tiene voluntad propia más allá de la voluntad general expresada a través de la Ley. Y la ley no ampara abrir una pseudo-causa penal, aunque sea para perseguir unos fines justos.
Aquí es donde creo que puede estar el pecado de Garzón. Es por ello que creo que al final su juicio estará en ver si de verdad utilizó el proceso penal para una cuestión ajena a conseguir la imputación de unos criminales. Si utilizó la causa penal simplemente para recuperar los cuerpos de los muertos del franquismo o si de verdad se pretendía abrir un juicio penal contra sus responsables. Demostrar lo que pretendía es difícil, pero podrían haber quedado rastros en sus actuaciones procesales de que en realidad no quería perseguir a nadie sino sólo ganar tiempo para ordenar, como diligencias inmediatas, recuperar los cuerpos.
Si lo que pretendía abrir era un juicio penal contra sus responsables, hay argumentos para sostener que el Juez Garzón actuó correctamente; pero, si se lograra demostrar que en realidad construyó un proceso penal falsamente para simplemente, y por más que reitero que resulte noble la causa, recuperar los cadáveres, entonces sí que debiera ser condenado por prevaricación.
Es por ello que entiendo equivocado quienes tratan de llevar el debate a sí en España se pueden o no se pueden investigar los crímenes del franquismo. Ese debate es lícito y en principio no se puede condenar a un Juez porque trate de realizarlo y, siendo conforme al Derecho estatal e internacional, abrir las causas que entendiera conveniente. Sin embargo, creo que ese no es el problema de fondo en esta causa aunque los «actores» estén queriendo parecer, por uno y otro lado, que es ese. El problema único que justificaría esta causa penal es si se puede demostrar que utilizó el proceso penal para unos fines ajenos al mismo.
Como última idea dos reflexiones adicionales. Por un lado, transmitir que en España pueda ser encausado un juez por tratar de investigar los crímenes franquistas nos está dando muy mala prensa. Es por ello que creo que habría que explicar mejor qué es lo que está siendo objeto en realidad de imputación.
Y, por otro lado, si ya nuestros jueces estaban cayendo en el desprestigio, con esta campaña de desprestigio por bandos de unos y otros, de cirios y troyanos, la Justicia no se sostiene. Nos hemos cargado el Constitucional y vamos camino de hacer ahora lo mismo con el Supremo y con la Audiencia Nacional.
Así que, en todo caso, moderación, respeto y reflexión.
Germán T.
PD. En el País se publica hoy un artículo de Elorza sobre la cuestión de Garzón que puede servir de contrapunto al del otro día de ABC. En este caso, Elorza viene a defender la postura de Garzón.
Amigo Luis Solana:
Aunque eres un socialista atípico (supongo que anti-marxista) eres un sincero demócrata, y ya es bastante para los tiempos que corren.
Me agradaría mucho que abrieras una sección en tu Blog que tratara sobre determinadas víctimas del régimen franquista : que hubo muchas y que no fueron fusiladas. Me refiero a los centenares de miles de represaliados sin causa (funcionarios, especialmente).
Entre ellos mi padre, que en 1936 fue cesado sin ningún motivo ,en un Ayuntamiento sevillano, donde ejercía de Oficial Mayor. Yo y cinco hermanos junto a mi madre sufrimos con él la doble penuria de un hogar sin pan y encima con la espada de Damocles de exponernos a la dura represión del Régimen.
¿Por qué hogaño no se habla apenas de estos casos?
Gracias y saludos
Hola, buenas noches. El motivo de este comentario o mensaje es el de ponerme en contacto por correo electronico y privadamente con Don Enrique Soria Medina, siempre y cuando dicho Enrique sea el que intento localizar. El caso es que tengo un libro suyo «Poetas de Osuna», adquirido hace poco ya que me encuentro estudiando, indagando y componiendo el arbol genealogico de mi familia materna, la cual es natural de Osuna (yo vivo y soy de Sevilla capital). Habiendo leido sus paginas, me encuentro con dos familiares mios: Francisco Montes Vento y Francisco Montes Gordillo. De este ultimo, sobre todo, tiene una serie de datos o informacion que podria ayudarme a seguir conociendo mucho mejor su obra poetica. Sin mas, y esperando poder ponerme en contacto con usted (mi correo es roquerm@andaluciajunta.es), reciba un cordial saludo. Gracias.
Querido Enrique,
Comprendo perfectamente lo que me dices, yo mismo lo viví en mi propia familia. Mi abuelo, funcionario de correos, fue acusado falsamente, detenido y pedían para él pena de muerte. Mi abuela, con algo más de 20 años, logró moverse por toda España y actuar su defensa, gracias a lo cual finalmente tras 9 meses quedó absuelto, aunque lógicamente no pudo volver a ejercer función pública que de manera tan meritoria había conseguido en durísimas oposiciones. Él, en cualquier caso, fue un afortunado porque logró su absolución. El hermano de mi abuela no tuvo tanta suerte y murió en prisión.
Son esas historias de la intrahistoria, la historia de las gentes que tanto sufrieron una contienda fratricida y una posterior dictadura. Yo, desde luego, estoy a favor de que se restituya la honra y honor a todas esas personas que injustamente fueron condenadas y que se movilice todo el aparato del Estado para lograr encontrar y devolver los cuerpos de aquellos que murieron vilmente asesinados y que todavía permanecen desaparecidos.
Sin embargo, no creo, y es una opinión muy personal, que sea ahora el momento de abrir procesos penales contra nadie.
En cuanto a Garzón, no es él, conforme a la Ley, quien debe realizar esa labor necesaria y justa de buscar a los desaparecidos. Es al Gobierno a quien debemos exigírselo y a nuestros parlamentarios. En nuestro modelo democrático no cabe el activismo judicial, por más que nos puede parecer justo, porque somos un Estado que reconocemos como principio básico el «imperio de la ley» y a él nos encontramos todos sometidos. En una democracia, en mi opinión, no hay causa justa que ampare actuaciones antijurídicas. Eso es ya algo casi filosófico.
En cualquier caso, aquí dispones de un foro para hablar de todos los temas, con ese respeto y reflexión que has mostrado.
Muy agradecido
Sigue removiéndose la causa del Juez Garzón y resucitan en nuestro país los «bandos». La verdad que ver una situación así me entristece porque no es más que un nuevo síntoma de la decadencia de nuestra sociedad que parece que ahora da más pasos hacia atrás que para adelante.
Nos encontramos con un acto ayer en la Universidad Complutense, organizado por los sindicatos, y en defensa del Juez Garzón. Comparto con el Rector de la Universidad Complutense que la universidad es el marco adecuado para desarrollar debates de este tipo, la universidad podría tratar de dar claridad a lo que está ocurriendo, con esa visión crítica, académica y científica que debiera caracterizarla. Yo mismo proponía ayer al equipo decanal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla realizar un ciclo de conferencias y, entre ellas, una referida al proceso contra Garzón donde intervinieran especialistas en procesal, en internacional, en penal y explicaran cuales son los problemas que está planteando este caso. De igual modo, esta semana se celebra en mi Facultad de Sevilla un congreso sobre la Memoria Histórica donde se busca homenajear, entre otras cosas, a aquellos profesores universitarios que injustamente fueron represaliados durante el franquismo.
Sin embargo, al parecer el acto de ayer de la Complutense se alejó de lo que debía ser un acto universitario, con espíritu académico, y los argumentos y las razones pasaron a ser ataques ad personam contra los magistrados del Supremo a muchos de los cuales ahora les buscan pasados fascistas. Uno de los intervinientes, ex fiscal, llegó a acusar a los magistrados de «cómplices de las torturas del franquismo». Esto resulta inadmisible y supone un menoscabo de nuestras instituciones cada vez más deterioradas.
El Consejo General del Poder Judicial al parecer salió en amparo del Supremo, cosa por cierto que en varias ocasiones ha tenido que hacer a favor del Juez Garzón cuando por otras causas éste había sido atacado. No obstante, parece que la respuesta del órgano de gobierno del Poder Judicial tampoco fue la más acertada.
Ahora bien, con independencia de su mayor o menor acierto, lo que no puede hacerse tampoco es ahora comenzar a defenderse, como hace El País en su editorial, que hay que proteger al Juez Garzón porque el fin que perseguía era justo, más allá de la legalidad procesal. El fin justifica los medios.
Sinceramente me preocupa ver la situación de descrédito en la que se encuentran nuestras Instituciones. Desde hace tiempo llevamos advirtiendo el desprestigio al que se esta viendo sometido el Poder Judicial, a lo que si unimos que los ciudadanos incluyen entre sus tres primeros problemas a los políticos; pues no sé yo entonces el Estado democrático y de Derecho que estamos construyendo.
Reiterar que se necesita una dosis mayor de reflexión y respeto. Que antes de liarnos la manta a favor de unos y otros y lanzarnos prestos a crear bandos, recuperar el léxico de la Guerra fratricida y atacar a nuestras Instituciones, pensemos si no sería mejor tratar de consolidar y trabajar por nuestra Democracia.
Os dejo dos artículos de signo contrapuesto. El Editorial de El País y un artículo de ABC sobre lo ocurrido en la Universidad:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Explicar/inexplicable/elpepuopi/20100414elpepiopi_2/Tes
http://www.abc.es/20100414/opinion-firmas/vudu-universidad-20100414.html
Es curioso que escuchemos estos días en los medios de comunicación a tertulianos, políticos y demás grupos de opinión totalmente prescindibles defender una idea y la exacta contraria sin el menor atisbo de rubor intelectual.
Así se vanaglorian del estado de derecho cuando un juez declara «inconstitucional» el cierre de Egunkaria poniendo de manifiesto que NO «todo vale» en la justicia y minutos después son capaces de demonizar los procesos abiertos contra el juez Garzón y justifican sus posibles errores ensalzando el fin que buscaba.
La tercera de ABC de hoy me parece muy acertada haciendo una defensa de la función de los Jueces, tocando los temas de actualidad pero entrando a la realidad del trabajo de este indispensable Poder del Estado:
http://www.abc.es/20100415/opinion-tercera/jueces-justicia-20100415.html
[…] nos guste o no, pueda estar al mismo tiempo enjuiciando a otros. Ya mostré aquí mi opinión sobre la incriminación penal de Garzón por su investigación de los crímenes contra el franquismo y también sobre su forma de actuar como juez, en sendos artículos. No es cuestión de reiterar lo […]
En ese Agora y a propósito de la polémica «garzoniana» escribo un mensaje breve a Luis Solana.Luego, leo a Germán Teruel y a otros departir sobre los toros y los toreros; más son lo que defienden que los que atacan. Me atrevo a enviar un breve excurso sobre el asunto. Estimo que cuanto más se sepa de todo (lo divino y lo humano) aprenderemos a ser un poco más libres,¿O no?.
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LOS TOROS EN EL SIGLO XXI
Con toda modestia he de subrayar que en el debate sobre la perpetuidad o no de la fiesta de los toros en su contexto actual es fácil caer en posiciones que- según cómo y quiénes las formulan -,hacen más o menos viable (obviedades de Pero Grullo) la permanencia de la mal llamada Fiesta Nacional. Posiciones que podemos resumir en :
1.- El debate de Toros sí o Toros no, es – o debe objetivarse- exclusivamente en la defensa positiva o negativa de los derechos de los animales, que en una humanista visión de la vida parece ya indescartable. Si la Tradición, (de cien o doscientos años a lo sumo) permitió que el toro muriese “ajusticiado” en la plaza, parece lógico que esta fórmula sea revisada en pleno siglo XXI, en el que muchas conductas del pasado han sido, afortunadamente a mi juicio, superadas.
2.- La coyuntura hoy, en el que intereses (incluso económicos) encontrados le dan al debate un signo fatalista y único en su desenlace, ofrece una solución si no salomónica sí contemporizadora como es admitir la Fiesta pero dejando vivo y libre al toro al término de ésta . Experiencias foráneas así lo demuestran.
No obstante, dicha solución plantea algunas cuestiones: a) Su inadmisión por los ultradefensores de la Fiesta sic stantibus. b) La difícil espectacularidad y morbo que lleva implícitas la escenografía de las corridas: color,música y sangre en el ruedo, como ingredientes innegociables. c) El conciliar tradición y negocio que obliga, democráticamente a pronunciarse a las administraciones públicas. d) El dictamen sociológico que muestran las nuevas generaciones sobre el declive imparable de esta manifestación festera ya que priman otros modos de diversión públicas. e) Estudiar la alternativa de admirar al uro en su medio natural , en condiciones de hacer compatible turismo y respeto al medio
3.- La contraposición de argumentos que se presentan por entidades, intelectuales y científicos tienen la lógica riqueza de datos contrastados pero, asimismo, la virtualidad real de prolongar el debate sine die. Cuando unos y otros se asientan , finalmente, en prejuicios individuales más que en razones sociales de peso. Por lo que la Fiesta la convertimos en un proceso permanente de tiras y aflojas, prosperando el mito de Sísifo.
4.-“ Mezclar churras con merinas “es identificar el debate como un pulso entre partidos nacionalistas(regionalistas) con el nacionalismo jacobino; con lo que el problema se falsea y se deforma , tanto su planteamiento de base como su solución apartidista.
5.- Confiar que el asunto se “pudra” política y socialmente ; y que el problema se agote por consunción podría ser el fin de este problema. Puede que sea la alternativa que el tiempo y el cambio social impongan.
En todo caso, ni la crisis galopante que venimos sufriendo (unos muchísimo más que otros) va a darnos tampoco la clave de cómo afrontar este asunto: que desborda la circunstancia y se adentra en principios éticos y estéticos diferentes para un mundo diferente que ya deviene diferente.