La Diputación Foral de Guipúzcoa, junto al Ayuntamiendo de San Sebastián y otras entidades públicas y privadas, ha puesto en marcha el proyecto «Gipuzkoa Sarean», iniciativa de investigación e intervención social que pretende fortalecer los valores humanos en los ámbitos económico y político. Además cuenta con la participación de la Universidad de Oxford.
Su objetivo es conocer el capital social de dicha provincia a través del estudio de los valores predominantes entre los agentes sociales, económicos, académicos y políticos del territorio, de cara a aumentar su competitividad mediante del refuerzo de esos activos.
En el artículo «¡Vivan los subsidios!» ya dejé entrever que ante una crisis como la actual no podemos volver a las soluciones de siempre. Mucho más claro es Richard Sennett en la entrevista referenciada en este foro: la salida de la crisis será lenta y en ningún caso volveremos al “ancient régime“. Con un mundo tan desigual en el que los países asiáticos producen a un ritmo desorbitado con costes mínimos, no nos queda más remedio que explotar aquellos recursos intangibles que permitan sacar el máximo rendimiento a las inversiones materiales.
El veinte aniversario de la caída del muro de Berlín y, con él, de la revolución de terciopelo que se llevó por el aire tantos años de privaciones, sufrimientos y dictadura en los países llamados del socialismo real, me parece una excusa, tan válida como cualquier otra, para revisitar los postulados teóricos de Marx. Mi tesis será que las dictaduras comunistas tuvieron tanto que ver con las teorías de Marx como la Inquisición católica con el Nuevo Testamento. Además, pienso que muchas de las denuncias planteadas por Marx al capitalismo siguen teniendo vigencia, sobre todo, después de la crisis actual. 
Ahora que se cumplen 20 años de la caída del Muro de Berlín, estación términi del siglo corto de Hobsbawm, es buen momento para revisar la tesis del historiador británico y comprobar si se ajustó a la realidad. Recordemos en qué consistía: hay una coherencia en los años transcurridos desde el estallido de la Primera Guerra Mundial hasta el hundimiento del comunismo. En esas casi ocho décadas se manifestaron tres fases: desde 1914 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial; desde 1945 hasta principios de los años setenta, 30 años de extraordinario crecimiento económico y transformación social; y una nueva era de descomposición, incertidumbre y crisis para vastas zonas del mundo. Ese siglo XX corto se compuso de una fugaz edad de oro, en el camino entre una y otra crisis hacia un futuro desconocido y problemático.
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