Creo que aciertan quienes sostienen que la Historia es cíclica y por ella se van repitiendo etapas y cánones sociales. Los valores de la época clásica greco-romana, cayeron bajo las hordas bárbaras y se mantuvieron sepultados durante una Edad Media gobernada por el pensamiento teocrático, guerras de religión y localismos. En los siglos XIV y XV, con el Renacimiento, se recuperaba el humanismo clásico. La Ilustración supuso nuevamente, después de momentos oscuros, una revolución en pro del racionalismo, los valores universales y la defensa del “hombre”. En fin, cuando echamos la vista atrás, vemos como cada momento histórico ha mantenido un sistema de valores de referencia pero, lo que aquí más me importa, se puede ir observando un movimiento pendular entre períodos de “oscuridad” social y momentos en los que volvía a renacer el humanismo clásico. Períodos de ocaso social, otoños en la Historia de las sociedades europeas. Sería entonces bueno preguntarnos aquel tópico ubi sunt, ¿dónde nos encontramos en este devenir de la Historia?
No obstante, el grueso de esta pregunta lo voy a dejar para otra ocasión donde trataré de poner de manifiesto algunas similitudes que, mutatis mutandi, creo que mantiene el período histórico en el que vivimos con otros ya pasados y, tristemente, con aquellos momentos valorados como de “ocaso” cultural y social. ¿Cómo será valorado en quinientos años el arte contemporáneo? ¿Vivimos realmente un “período de paz”? ¿Es la nuestra una sociedad humanista, o más bien es meramente “individualista” –y “consumista-”? ¿Qué ocurre con el auge de los nacionalismos, regionalismos y localismos en un mundo que se dice “globalizado”? Pues bien, hoy, en este “Elogio a la obscenidad” me voy a centrar en un aspecto concreto que tristemente caracteriza cada vez más a nuestra sociedad y, particularmente, se está convirtiendo en bandera de los “jóvenes”: el culto a la obscenidad. Algo que, por otro lado, no es nuevo en la Historia. Fue Erasmo de Rótterdam, humanista que, huyendo de una sociedad medieval prostituida, escribió “Elogio a la Locura”, que ha sido mejor traducido como “Elogio a la Necedad” y que igualmente podría haber llamado “Elogio a la obscenidad”; una obra que dedicó a su amigo y extraordinario pensador, Santo Tomás Moro. Una sátira de una sociedad que elogiaba, elevando a la categoría de “Diosa”, a la Necedad. (más…)