Dentro de este CAOS sociopolítico plantearía qué está ocurriendo con nuestro orden constitucional; sin que se mueva una letra de nuestras constituciones, ¿cómo se ha desarrollado (o degenerado) ese concepto de “Estado social y democrático de Derecho”?
1) ESTADO DEMOCRÁTICO
A) Partitocracia y privatización de la Res pública: el gobierno de “todos” se ha acabado diluyendo en un gobierno de los partidos políticos (partitocracia). “Ganar elecciones” se ha convertido en un fin en sí mismo y se ha olvidado que el fin real es la realización del interés general y el buen gobierno.¡¿Dónde está aquella bella gaditana, nuestra primera liberal, la Dieciochesca que encargaba al Gobierno velar por la “felicidad de la Nación” y el “bienestar de los individuos”–art. 13-?!
B) Los “no valores” de la política. Todo vale para llegar al poder: se contaminan las altas magistraturas judiciales o universitarias, se busca controlar cualquier medio o movimiento social, se ataca sin piedad y se arrinconan a los partidos contrarios… ¿Ética, valores? No, sólo “estética” y aniquilación del enemigo. (más…)
El otro día escribía un artículo bajo la rúbrica “la policía del lenguaje políticamente correcto”, que bien puede encontrar su segunda parte en el que esta semana escribe Pérez-Reverte con el título “Boabdil no tenía motivos” –cuya lectura recomiendo encarecidamente-. Un artículo en el que denuncia una educación mediocrizada, una sociedad –y unos gobernantes- que prefieren “tener masas de chusma informe antes que élites preparadas que le pongan letras mayúsculas a la palabra futuro”. Y todo ello adobado siempre con esta nueva política “ecofeminista” que se eleva como canon de lo correcto y que desata una extraordinaria vis atractiva hacia toda subvención o fondo público.
En el mismo sentido, quiero traer aquí el artículo “un proverbio chino”, firmado por Carrascal y que hace unas semanas publicaba ABC después de que aparecieran los datos del informe PISA. Algo que, como dice el autor, es digno de causar un verdadero estado de alarma. La educación de nuestro país se hunde en sus vicios y se aldeaniza en autonomías. Una educación, una juventud, o más en general una sociedad, que debe recuperar la “ética del sacrificio” si quiere volver a renacer.
NO exagero los más mínimo al decir que el último informe PISA ha causado más alarma en Estados Unidos que las filtraciones de Wikileaks. A fin de cuentas, estos son cotilleos diplomáticos con un efecto tan ruidoso como pasajero, mientras que el informe PISA, que mide el nivel educativo de jóvenes de 15 años en 65 naciones, es bastante más importante para ellos y para sus países. EE.UU, que venía presumiendo de su educación, (más…)
En un momento en el que se imponen los «modernismos» quiero traer aquí la canción de un clásico de nuestro cancionero español: «Moderno pero español», de Manolo Escobar. Canciones como ésta guardan vigente su más pura esencia: «A mi me enseñó mi abuelo / que lo primero es ser formal. Y yo repito lo mismo, / que ciertas cosas no han de cambiar. / Que vengan los modernismos / si son solo para mejorar». Ahora que quedan desterradas palabras como «honor», «fidelidad» o «dignidad», conceptos que exigen una responsabilidad consigo mismo y con la propia sociedad, un compromiso personal y moral; debemos escuchar el estribillo de esta bella canción: «pero por favor, / el orgullo no / me venga a comprar, / que yo sé perder /antes de ganar» . Lo dicho, «moderno, pero español«.
Germán T.
PD. Dedicada a aquellos que a veces se sienten como si no hubieran nacido en este siglo…
Saltaba el otro día Berlusconi con otra de sus bravuconadas habituales, que tantos votos le consiguen, al paso de nuevas denuncias de jóvenes menores que afirman haber estado en fiestas con él y decía algo que ha sido traducido como: “mejor mirar a las chicas que ser gay”… Salvando las distancias, en el extremo opuesto tenemos a nuestro Presidente Zapatero, que ha hecho de la exaltación de la condición sexual fenemina y homosexual un asunto de Estado y ha avivado movimientos feminazis, en términos de Pérez-Reverte, que pretenden entrometerse incluso en los juegos de los chavales en el patio del colegio. En uno y otro extremo vemos una política de “hormonas”, donde se mira demasiado poco a lo que uno tiene en la cabeza y mucho a la bragueta.
Pero, lo triste, es que esto es lo que parece que da votos y gusta. No son ya nuestros políticos, sino que nos encontramos en una sociedad que hace apología del sexo, de la violencia, del relativismo y del individualismo, de la gandulería y de la pillería; y que, además, ha encontrado en la televisión su principal aliada. La televisión, que hoy día es uno de los mecanismos de mayor influencia y condicionamiento del pensamiento de las personas y de la formación de los jóvenes, se ha convertido en un monumento a la obscenidad. (más…)
La UE en su Libro Blanco sobre la Juventud reconocía la importancia para la consecución del proyecto comunitario de la adhesión al mismo de las nuevas generaciones
LA VERDAD – 29.09.10
GERMÁN M. TERUEL LOZANO
Nuestra ciudad, Murcia, se engalana para presentarse como digna candidata para la capitalidad europea de la Cultura 2016, algo ante lo que creo que puede ofrecer muchos activos. Se habla de Murcia como tierra de convivencia, candidata del mediterráneo, puerta de la tolerancia… Pues bien, a mí me gustaría resaltar ahora un gran valor de nuestra ciudad: sus jóvenes europeístas. (más…)
Edición: Homo videns. La sociedad teledirigida, Taurus, Madrid, 2008 (8ª Ed.).
Autor: Giovanni Sartori se trata de uno de los mayores protagonistas del debate político-cultural contemporáneo. Profesor de la Universidad de Florencia y en la Universidad de Columbia.
Comentario:
Se trata de un ensayo verdaderamente interesante que, a pesar de su tono un poco apocalíptico, creo que hace una presentación bastante acertada de la situación social y del modelo de persona que hoy día se impone.
Sartori asume que en nuestras sociedades la televisión tiene una importancia excepcional en la formación de las personas, pero entonces reflexiona sobre algo que es sin duda preocupante: ¿el hombre vídeo-formado se ha convertido en alguien incapaz de comprender abstracciones, de entender conceptos?. Y es que a lo largo de la Historia del hombre, éste ha ido evolucionando. Desde los primeros primates hasta el actual homo sapiens, cada modelo de humano ha tenido unas características específicas. En el caso del homo sapiens, Sartori considera que su característica definidora era su capacidad de abstracción (pág. 49). El homo sapiens debe todo su saber al “pensamiento conceptual”. (más…)
Habiendo sido hace unos días el “debate sobre el estado de la Nación”, se esperaría que ahora viniera a hacer un comentario sobre el mismo. Pues bien, siento decepcionar a quien así lo esperara pero no lo voy a hacer, y me justifico por ello. No hay más razón que el hecho de que no me dio la gana de verlo. Tuve incluso la tentación; aún más, llegué a encender la televisión… Pero, la verdad, cuando vi el “ruedo” parlamentario, me entró tal desazón que rápidamente corregí mi impulso visceral y apagué el televisor.
Pues sí, para mí, que me considero un amante de la política, aquellos de los que Aristóteles llamaba zoon politikon, ver nuestro “debate sobre el estado de la Nación” era una “querencia natural”; aunque este año me pudo el desafecto. El desafecto hacia una clase política que no tiene credibilidad alguna y de la cual no podía esperar que dijera nada interesante más allá del “y tú más” que escuchamos todos los días. Para eso, para oír lo de siempre, prefiero emplear mi tiempo leyendo los debates entre Ortega y Azaña, que nos reseñaba mi buen amigo Josemi, los cuales tristemente reproducen problemas todavía actuales, aunque por lo menos en aquellos tiempos eran tratados con altura e inteligencia por políticos, que eran, antes que eso, humanistas e intelectuales. Así, prefiero igualmente emplear mi tiempo mejorando el inglés, para poder disfrutar de un verdadero y serio debate político escuchando el “debate sobre el estado de la Unión” norteamericano, el de aquellos del Burger King, pero que en esto de política, democracia y respeto a la Constitución, nos llevan unos cuantos siglos de adelanto. (más…)
DESDE que hace casi un siglo Spengler nos hizo el poco apetitoso regalo de «La decadencia de Occidente», viene hablándose del ocaso europeo, ya que Europa y Occidente han marchado juntos como hermanos siameses, en lo que puede estar una de las confusiones, como veremos luego. (más…)
El otro día traía aquí algunas consideraciones sobre esa «disciplina» que planteaba Foucault que va modelando a la gente en nuestras sociedades, un poder que nos vuelve dóciles y en el que los hombres nos hemos convertido rehenes del sistema, de ese poder sutil que nos forma a su medida, que moldea a las personas como si fueran piezas de arcilla. Pues bien, aquí tenemos un vídeo extraordinario donde un grupo de jóvenes ingleses, se rebelan contra esta disciplina y se lanzan a las calles londinenses a denunciarla.
Foucault es un autor postmoderno el cual se plantea los distintos sistemas o formas de “poder” sobre la sociedad. Ahora bien, frente a la visión clásica del poder (político) como un poder absoluto, único y centralizado; Foucault plantea la existencia de un poder suave que todo lo cubre en la sociedad pero que penetra y es interiorizado por las personas sin necesidad de la imposición coactiva. Frente a la soberanía, plantea la disciplina.
El programa disciplinario se presenta entonces como un sistema de control constante, capaz no sólo de mantener el orden, sino también de reformar la moral e, incluso, de aumentar la utilidad de los ciudadanos. Se trata de un poder que ya no se ejerce de manera centralizada sino que se da de una forma flexible y desinstitucionalizada. Se encuentra en todos sitios: en la escuela, en la Iglesia…
Este poder de disciplina, según Foucault, vuelve a las personas más dóciles y extrae como conclusión que la modernidad no liberó al individuo de ese poder “absoluto”, sino que hizo a los hombres rehenes de un nuevo sistema en el que el poder es más sutil. Esto lleva a que entonces las personas no puedan rebelarse contra ese poder, como uno se podía rebelar contra el tirano cuando éste ejercía el poder despóticamente. Según Foucault, la modernidad nos convierte así en cuerpos dóciles.
Pues bien, entran aquí ahora los “compadres”. Para quienes no los conozcan son una pareja de cómicos sevillanos que han alcanzado gran notoriedad presentando humorísticamente –pero con gran sentido crítico-, los clichés, por un lado, de una pareja de “sevillanitos pijos”; y, por otro, de unos “sevillanos hippies”. También añaden en ocasiones a una pareja de “canis” (conocidos en Murcia como “garrulos”). Parodian tres modelos sociales aparentemente opuestos, pero que, si observamos detenidamente, veremos como mantienen notables puntos en común e, incluso, se puede ver como aquellos que muchas veces se presentan como “auténticos” o, más allá, que creen que “rompen” con los modelos sociales; luego resulta que están perfectamente enmarcados y condicionados socialmente.
Así, los “Compadres” y Foucault me sirven para reflexionar sobre el extraordinario condicionamiento social que pesa sobre nosotros, el cual, sutilmente, nos impone un fuerte límite a nuestra libertad. Nos decimos libres para desarrollar nuestra propia personalidad, pero en realidad lo hacemos dentro de unos clichés sociales que nos vienen dados de tal manera que esa libertad se reduce sustancialmente. Unos clichés que se nos imponen de manera imperceptible, pero que de un modo u otro son los que nos garantizan estar “en” la sociedad y ser más “productivos” para la misma.
Elegimos entre incorporarnos a un grupo social u otro y asumir las pautas de comportamiento de ese o aquél sector en el que nos encajamos. Incluso aquellos que tratan de romper con los parámetros de la normalidad social, en realidad visten un mismo patrón y no son capaces de romper los lazos de esa normalidad social que hasta determina el patrón para el que quiere ser anormal…
Aquí conviene recordar también a Berlin, en la sección que dedica a la “retirada a la ciudadela interior” de su obra “Dos conceptos de libertad”. Berlin se refiere a la “autoemancipación tradicional” de los ascetas, como una búsqueda de la libertad y una forma de escapar así del juego de la sociedad. Berlin cuestiona que tal forma de libertad, suponga en realidad el ejercicio de la verdadera libertad individual, ya que no es más que una suerte de “huída hacia adelante”; no supone que haya un ámbito de libertad (individual) de la persona sino que ésta, para ser libre, se ve obligada a escaparse de la sociedad y a quedar aislada. Ello puede ser entendido como una forma de libertad positiva, pero nunca de la libertad negativa que él proclama.
En cualquier caso, la idea tradicional del individuo sólo sometido y levantado conforme a su libre voluntad, podemos al menos “cuestionarla” al ver esa “disciplina social” que “modela” al hombre. ¿Hasta dónde somos libres? ¿Hasta dónde somos auténticos? Es más, ¿podríamos convivir en realidad sin asumir tales “roles” ó “clichés” sociales?