Presumo de ser hombre de una sola palabra,
soy hijo del esfuerzo y de la honestidad,
que no hay puerta cerrada que mi empeño no abra,
ni abiertas que no pueda cerrar a la maldad.
Por presumir presumo de nido con polluelos
que han ido poco a poco aprendiendo a volar,
sospecho que siguiendo el rumbo de mi vuelo
van dejando en el cielo estelas al pasar.
Ser presuntuoso a veces resulta intolerable
a los que nunca pueden de nada presumir.
La lluvia para todos no siempre es favorable
ni tampoco posible para todos subir.
Me he jugado la vida en todas las batallas,
las heridas más hondas las logré superar,
ni siquiera los golpes de la envidia canalla
han logrado un instante que deje de luchar.
Presumo sin ambajes de darme totalmente,
de haber hecho en mi vida caminos al andar.
Cuando sobre mi río no quedaban ya puentes,
he guardado la ropa y me he echado a nadar.
Jamás he pretendido ser más de lo que he sido,
mi sino ha sido siempre ser fiel a mi verdad.
He tendido mi mano al que he visto caído
cuando así lo ha mandado la solidaridad.
A la hora del balance, lo asumo todo entero,
sigo fiel a mi mismo como siempre lo fui.
Aún me quedan recursos, puedo empezar de nuevo,
porque el bajar los brazos no se hizo para mí.
Alberto Cortez
(dedicada a Raphael)
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